Luz blanca, cegadora de almas que buscan paz y descanso.
Luz blanca, corpórea, desvaneciendo anhelos, deseos, enigmas, y dejando a su paso residuos sombríos.
El calor solar reflejado en las llamas ennegrece el humilde pensamiento.
El agua y la sangre hierven para aquellos que no pueden ver.
Sus camisas de piel han sido robadas en esta mañana.
No hay lugar en la tierra donde esconderse del ficticio libertador.
No ha lugar a nada, solo al suicidio de los lamentos y a la barbarie extirpada en el corazón mismo de la despedida.
8 : 15
¡Maldito libertador, maldito seas tres veces cinco!
¡Que tu geometría se pliegue y te ahogue!
¡Que separe a tu cabeza de tu podrida alma!
POR
HIROSHIMA