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TIC-tac-TIC

Actualizado: 17 jun 2021


En un paraje polvoriento y desoladamente gris hay un hombre sentado en una roca mirando la tierra, quizá excavándola con su mirada tratando de encontrar algún tesoro escondido. Alguien más surge de la nada. Yo diría que esta personita se ha perdido o anda también buscando algún tesoro.

TIC: Es extraño, solo hay un árbol y además seco. ¡Hola Señor!

TAC: Hola pequeña. ¿Traes algún mensaje para mí?

TIC: No, no traigo ningún mensaje. ¿Qué hace aquí solo?

TAC: Espero.

TIC: ¿Y qué espera? El conejito apresurado no pasará. Lo he visto correr por el camino que lleva al sombrerero. Por cierto, debería cambiar de gorro.

TAC: ¿De dónde has salido, pequeña? ¿Sabes que una niña no debería andar sola por estas tierras? ¡Mira! Si pasa el conejito tengo una zanahoria para él.

TIC: No es una zanahoria. Es un nabo.

TAC: Bueno, yo no veo la diferencia. ¡Cuidado! ¡Escóndete!

TIC: ¿Qué pasa?

TAC: Se acerca.

TIC: ¿Quién?

TAC: La persona a la que espero. ¡Shhh! ¡Silencio!

La pequeña se esconde rauda tras del harapiento hombre, pero su pestilencia hace que sea expelida hacia el árbol. Pasados unos segundos el hombre se gira cabizbajo.

TAC: ¡Nada! Falsa alarma.

TIC: ¡Vaya! Me hubiese gustado conocerlo. Aquí parece todo tan aburrido… Creo que me voy con mis amigos. ¿Además qué sentido tiene esperar a alguien que no llega a su hora? Al menos de donde vengo nadie llega, pero todos son puntuales.

TAC: Pequeña, nunca es suficiente, siempre hay que esperar más. Si no, es imposible tener esperanza, no serviría de nada. ¿Entiendes?

TIC: No, no quiero entender. Estoy harta de tener que analizarlo todo porque no entiendo nada. ¿Quiere venir conmigo?

TAC: No puedo, estoy esperando. A pesar de que nadie me necesite seguiré aquí. “Represento la porquería en que la desgracia ha sumido a la humanidad, prefiriendo hacer honor a esta condición cruzándome de brazos y sopesando los pros y los contras.”

TIC: Hmmm, el caso es que tengo la sensación de que vivimos en mundos parecidos, aunque este es un lugar cualquiera, y cualquier lugar, es Nada. Señor, debería aprender a dejarse llevar, seguro que ya no estaría por aquí. ¿Sabe? Una oruga me enseñó que el sentido del deber es lo que nos mantiene atados a los pensamientos, y los pensamientos a las emociones, y las emociones a los pies, y los pies al lugar donde nos encontramos. Es como vivir en una botella. ¿Sabe donde hay un agujero?

TAC: ¿Para qué?

TIC: Me temo que es la única forma de salir de aquí.

TAC: No te precipites niña. Si lo haces, se transformará en una precipitación real. Ya sabes; tormentas, rayos, relámpagos, diluvios, y puede que hasta caigas por el acantilado.

TIC: Ya lo hice señor. Caí por una madriguera infinita y casi me ahogo en mi propio llanto. Me estoy haciendo mayor, ¿verdad?

TAC: El envejecimiento de la humanidad es inevitable. ¿Ves mis arrugas? Por cada camino que se construye, me sale una nueva. ¿No tienes hambre? Digo, ¿no tienes madre?

TIC: No. No tengo madre, no la necesito. ¿Y usted?

TAC: Tengo una madre adulterada. Quiero decir, estoy en tierra de nadie. ¡Vamos!, que no sé donde estoy. No sé si me entiendes.

TIC: No. ¿Usted cree en el error, verdad?

TAC: Creo en el error, y en el horror que produce el error.

TIC: De donde vengo nadie cree en el error. ¿Sabía que la reina de ese país trató de cortarme la cabeza?

TAC: Eso sería para que dejases de pensar y no trataras de quitártela por ti misma. Luego no sería un error. Yo he deseado colgarme de ese árbol y aún no he podido, peso demasiado.

TIC: ¿Quiere usted que nos colguemos juntos?

TAC: Por qué no… Aquí tengo la cuerda. Creo que habrá suficiente para los dos. Escucha pequeña, hay dos maneras de concebir la muerte; están los que al poco de saber lo que ella significa, se dirigen directamente al cementerio. Y están los que prefieren que les sorprenda por el camino.

TIC: Yo prefiero que me sorprenda. ¿Y usted?

TAC: Creo que… Esto tiene pinta de cementerio, al decir verdad. Bueno, tu primero, niña.

TIC: No, usted primero, señor.

TAC: Yo peso más.

TIC: Por eso mismo.

TAC: Este diálogo se me repite cada vez que represento la obra de teatro.

TIC: ¿es usted actor?

TAC: No, soy un personaje de teatro.

TIC: Entonces ¿Estamos en un escenario?

TAC: No estoy seguro, pero es muy posible.

TIC: ¡Habrá gente mirándonos!

TAC: No estoy seguro, pero es muy posible. ¡Espera! ¡Sí! Creo haber visto unos ojos, unos ojos gigantes, por cierto.

TIC: Serán los ojos del gato. Es muy curioso, y siempre aparece donde menos te lo esperas.

TAC: Parecían humanos, al decir verdad. Bueno, y ¿tú de qué historia te has escapado?

TIC: Yo no soy ningún personaje, señor. Vivo en la realidad. Quizá esto pueda ser un sueño pero le aseguro que vivo de verdad.

TAC: Eso es imposible pequeña. Todos somos personajes de algún chisme.

TIC: Pues yo no. ¡Venga, dese prisa!, ayúdeme a subir al árbol. No llego, es muy alto.

TAC: ¿Ves, como tú debías ser la primera?

TIC: ¿Cómo se llama, Señor?

TAC: Estragón.

TIC: Encantada de conocerle señor Tragón.

TAC: Igualmente…

TIC: Alicia, me llamo Alicia.

TAC: ¡Bien, Alicia! ¿Estás preparada?

TIC: ¡Sí! ¡Oiga! Por curiosidad. ¿Cómo se llama esa persona a la que está esperando?

Estragón rodea cuidadosamente el delicado cuello con la cuerda. Después abraza la rama más robusta de todas las que sostiene el raquítico tronco. Mientras, Alicia mantiene los ojos y los puños cerrados muy, muy fuerte. La coge en brazos, le da un beso en la mejilla y la sienta sobre la rama. Seguidamente se rodea así mismo el cuello.

TAC: Godot, se llama Godot.

TIC: Pues ya no tendrá que esperar más a ese señor Godot.

TAC: Cierto. Al fin dejaré de tener esperanza. Dicen que es lo último que se pierde y en mi caso puedo constatar que así ha sido. ¡Vamos! Hay que salir de aquí cuanto antes. ¡Bon Voyage Alicia! Cuando llegues acuérdate de no moverte del sitio.

TIC: No se preocupe señor Tragón. Si lo hay, le preparé un baño.

TAC: Adiós Alicia. Y por Dios, no lo olvides, ¡espérame!

TIC


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